Marvel continúa agrandando su universo cinematográfico con su entrega 25, Eternals, dirigida por Chloé Zhao, que da una vuelta de tuerca a su carrera cinematográfica tras el éxito de Nomadland (2020).
“Soy fan de Marvel, así que ha sido genial trabajar en ello”, cuenta a EFE.
Marvel y Disney buscaban un enfoque distinto para introducir al nuevo grupo de superhéroes, los “Eternos”, que abrirán así la fase 4 del universo.
Y Zhao conquistó al presidente de Marvel Studios, Kevin Feige, con una presentación diferente: un poema de William Blake.
Con esta película, Marvel puede presumir de tener por primera vez a una ganadora del Oscar, y es que Zhao no solo ha aportado diversidad al Universo Cinematográfico de Marvel (MCU) -el filme cuenta con un elenco de diferentes culturas, incluye una trama LGTBI+ y tiene a una coprotagonista sorda- sino también su sello personal.
Jack Kirby siempre estuvo obsesionado con la mitología. En los años 70, tras varios proyectos fallidos, berrinches a cuenta de Stan Lee y un paso agridulce por DC con El Cuarto Mundo, el prolífico artista regresó a Marvel con la promesa de que le permitirían hacer lo que le diera la gana.
Se aferró a esa libertad creativa y, retomando ideas que no pudo desarrollar en sus Nuevos Dioses para la Distinguida Competencia, dio forma a Los Eternos, una odisea cósmica que bebía de la pasión por la cultura grecorromana y mesoamericana de Kirby, así como de Recuerdos del futuro, célebre obra de Erich von Däniken que defendía que las religiones de las civilizaciones antiguas fueron transmitidas por aliens.
Lauren Ridloff (The Walking Dead), que se mete en la piel de la superheroína sorda Makkari, apunta que trabajar con Zhao ha sido “toda una delicia”.
La película, que adapta los cómics de Jack Kirby (1978), parte del mundo que dejó Avengers: Endgame (2019), en el que los superhéroes de Marvel consiguieron recuperar a la mitad de la población que había perecido tras el mortal chasquido de dedos del villano Thanos.
En este contexto, el de un mundo en aparente normalidad, surgen los malvados Desviantes para amenazar nuevamente a los humanos, lo que obliga a tomar las armas a los “Eternos”, una raza alienígena creada por dioses y que vive infiltrada en la Tierra desde hace miles de años.
Estos superhéroes, cada uno con un poder característico, provenientes del planeta Olimpia, se rigen por una misma norma: no pueden interferir en los conflictos de la humanidad salvo si están involucrados los Desviantes.
Sersi (Gemma Chan), Sprite (Lia McHugh) e Ikaris (Richard Madden) deben reunir al resto de “Eternos”, incluyendo a Thena (Angelina Jolie), Kingo (Kumail Nanjiani), Druig (Barry Keoghan), Makkari (Ridloff), Phastos (Brian Tyree Heny), Ajak (Salma Hayek) y Gilgamesh (Ma Dong-Seok, “Don Lee”) para proteger a la humanidad de esas criaturas que reaparecen repentinamente después de 500 años, en menos de siete días.
En 1976, Kirby nos trasladó al origen de la humanidad, con los Celestiales, creadores de la vida en la Tierra, concibiendo no solo a los seres humanos, sino también a los Eternos, protectores inmortales que inspirarían los grandes mitos; y a los Desviantes, su versión fallida.
En las viñetas, todo arrancaba con una excavación arqueológica en los Andes y unas ruinas del imperio Inca dedicadas a unos gigantes del espacio, los Celestiales.
De la mano del Eterno Ikaris, nos adentrábamos en la historia de una familia mitológica en perpetua guerra con los Desviantes.
Lamentablemente, Kirby tampoco pudo terminar esta colección tan personal, pero su aportación con los Eternos a Marvel es incuestionable: introdujo un origen, con conceptos y personajes que han perdurado en manos de otros creadores.
Hemos visto a estos seres superiores enfrentarse a Hulk o luchar junto a Thor y los Vengadores. Como anécdota, en 2006 Neil Gaiman se atrevió a dar una segunda vida a los protagonistas, esta vez amnésicos, con mejores intenciones que resultados. Ahora les toca reivindicarse en pantalla.