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“My sweet Lord”, EL “PLAGIO INCONSCIENTE” DE GEORGE HARRISON, y el enemigo menos pensado

Por Roberto Blanco Macor de Remember Radio Post

En marzo de 1998, 27 años después de su lanzamiento, la canción “My sweet Lord” tuvo el final del litigio por plagio que involucró a su autor George Harrison.

La resolución fue ciertamente salomónica, aunque desnudó la lucha entre la defensa de un hecho artístico y la ambición económica de la otra parte.

Esa parte enfrentada con el ex beatle, no era su autor original Ronnie Mack, ya fallecido, ni las intérpretes originales de la canción “He so fine” que grabaron en 1963, “The Chiffons”.

Ni siquiera el demandante que en ese tiempo era Bright Tunes Music Corp, la compañía discográfica que inicio el proceso. en febrero de 1971.

El malo de la película, era nada  más y nada menos que Allen Klein, el monje negro de la historia de los últimos años de The Beatles, representante de ese tramo final y de los primeros añpos del divorcio, y que sostuvieron en su cargo en Apple, Lennon, Harrison y Starr.

Klein acompañó a George en los primeros paso del proceso, pero el 31 de agosto de 1976, cuando la justicia de EE.UU. dio el falló en contra de Harrison, el abogado que asesoraba a la disquera era él.

Plagio inconsciente”, detemino el juez Owen, quien decretó que las dos canciones eran “prácticamente idénticas”. Y aunque el jurado sentía que Harrison no había copiado intencionadamente, no sirvió como defensa. La indemnización a pagar por Harrison, una vez tenidos en cuenta varios factores atenuantes, fue de 1,6 millones de dólares.

Harrison apeló y ahí comenzó otros procesos que llevaría dos décadas. Sin embargo, el resultado en primera instacia, abrió la puerta a decenas de demandas a grupos u músico reconocidos a partir de este antecedente que convertía en derrota judicialmente a una verdadera estrella.

Finalmente, en 1998 se llegó a un acuerdo y Harrison se quedó con todos los derechos de su obra en Gran Bretaña y Estados Unidos, mientras el “malvado” Klein, en el resto del mundo.

La canción, según contó George en sus memorias, en Diciembre de 1969  cuando estaba estaba con Billy Preston y Eric Clapton en Copenhague (Dinamarca) como artista invitado de la gira europea del grupo Delaney y Bonnie.

Empezó a escribir la canción durante una rueda de prensa de la que pudo escabullirse.

Se escapó y subió a una habitación que había en la planta superior. Cogió la guitarra y tocó algunos acordes en torno a las palabras Hallelujah y Hare Krisha. Después se la mostró a la banda, que le ayudó a terminar de componerla al mismo tiempo que él completaba la letra.

Si bien años después reconocido que había escuchado, sin prestar mucha atención la versión de The Chiffons en 1963, juró que nunca tuvo en su cabeza la melodía en el momento de escribirla.

“”No era consciente de las similitudes cuando escribí la canción. Pero cuando empezó a sonar fuerte en las radios y la gente empezó a hablar de ello, fue cuando pensé ‘¿Por qué no me di cuenta?’. Hubiera sido muy fácil cambiar una nota aquí o allá sin que afectar al sentimiento de la canción”., contó George, años después.

La canción fue el primer sencillo de su exitoso primer álbum post Beatle, el triple LP All things must pass, y fue producida por Phi Spector y ñlanzado en los EE.UU, el 23 de noviembre de 1970.

“My sweet lord.” Fue un éxito inmediato, siendo 1 en el Billboard estadounidense y el ranking británico. Y a la vez el primer top de un ex Beatle.

A septiembre de 1978, a ocho años de su lanzamiento original ya había vendido 5 millones de copias y a 2010 ya alcazaba los 10 millones. Volvió a ser número 1 en enero de 2002, dos meses después de la muerte de Harrison.

Tras resolver el litigio, las palabras del músico definieron la ide conceptual de la obra y este detalle judicial: ““Por lo que a mí respecta, el efecto de la canción ha sobrepasado con creces cualquier enfrentamiento provocado por la codicia y la envidia”.

 

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