La estrella de rock Ozzy Osbourne dejó ayer del hospital en Los Angeles donde lo habían operado el lunes. Salió en silla de ruedas, con jogging negro y camisa de mangas largas.
La familia no dio detalles del tipo de operación, pero su esposa Sharon dijo ayer por la mañana que “Ozzy se está sintiendo bien” y subió a Twitter una vieja foto suya cantando cuando era muy joven.
El propio Ozzy también posteó un mensaje en su cuenta, diciendo que ya estaba en su casa “recuperándose confortablemente y sintiendo sin dudas el amor y apoyo de todos mis fans, a quienes le mando un enorme gracias por sus pensamientos, plegarias y deseos durante mi recuperación”.
El martes, Sharon subió otro mensaje a su cuenta de Twitter: “Nuestra familia desea expresar tanta gratitud por la desbordante cantidad de amor y apoyo por la operación de Ozzy”.
Y agregó: “Ozzy está bien y rumbo a una pronta recuperación. Su cariño significa mucho para él”.
La semana previa, Sharon dijo a los medios que la situación de Ozzy era delicada y la operación era muy difícil. De hecho, voló de inmediato desde Londres para estar a su lado.
Según le contó a sus compañeros panelistas del canal TalkTV, “El lunes le hacen una operación muy importante y tengo que estar con él. Es algo que realmente va a determinar su calidad de vida para los próximos años”.
El rumor que circuló fue que la operación fue para “remover y realinear” unos clavos en su espalda y cuello, que habían sido colocados en 2019 cuando se cayó. “Ozzy tiene 73 años y toda operación a esa edad es difícil,” dijo un fan por Twitter
El lunes, tanto Sharon como su hija Kelly fueron a visitar a Ozzy tras la operación. Kelly tiene 37 años y está embarazada de su primer hijo con el músico Sid Wilson de SlipKnot.
Los problemas de espalda de Ozzy Osbourne se remontan a un choque de 2003 con un cuatriciclo. Se rompió el cuello y tuvo ocho costillas fracturadas. Y en 2019 se resbaló en la ducha y tuvo que volver a operarse.
En mayo de este año, Ozzy contó a la revista Classic Rock que no podía caminar bien y que lo visitaba un kinesiólogo todos los días. “A los 73 malditos años estoy bastante bien,” reflexionó. “Sigo sobrio, un día a la vez, sin tomar alcohol ni drogas”, agregó.