Entre las más de 2.000 estrellas que adornan el popular Paseo de la Fama de Hollywood, en California, Estados Unidos, una sola lleva el nombre de un argentino y le pertenece a Boris Claudio Schifrin, más conocido como Lalo Schifrin, quien fue el encargado de componer el inconfundible tema de apertura de Misión Imposible.
Sin embargo, haberle dado música a una de las series estadounidenses más importantes, cuya saga en la pantalla grande luego fue protagonizada por Tom Cruise, no fue el único logro del histórico pianista que nació el 21 de junio de 1932 en Buenos Aires y que hoy festeja sus 90 años desde Estados Unidos, donde vive hace más de seis décadas.
Trabajar en el cine de la mano de la Metro Goldwyn Mayer, recibir en 2018 un Oscar honorífico de manos de Clint Eastwood, tras haber sido nominado seis veces, y ganar cinco Grammys son algunos de los puntos más destacados de su vasto y exitoso currículum.
Lalo Schifrin nació en el seno de una familia estrechamente ligada con la música: su padre, Luis, era el primer violín de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires en el Teatro Colón, mientras que algunos de sus tíos se ganaban la música con el violonchelo y el oboe. Fue así como, con apenas cinco años, comenzó a estudiar piano. “Yo no podía concebir otra carrera que no fuera la de músico”, reconoció años más tarde.
Cuando terminó la secundaria, su padre le prohibió seguir estudiando música, porque “él sabía qué difícil es llegar a ser alguien” en esa industria. Por eso, cursó cuatro años en la facultad de Derecho, carrera que finalmente abandonó cuando le restaban dos años para conseguir el diploma.
A sus 20 años, se presentó a escondidas para una beca en el Conservatorio Nacional de Música de París y fue seleccionado. Fue así como viajó a la capital francesa. Durante el día, estudiaba en la institución y por la noche, tocaba jazz en los clubes parisinos. En 1955, representó a la Argentina en el Festival Internacional de Jazz de París.
En 1960, Schifrin se mudó definitivamente a Nueva York para trabajar junto a Dizzy Gillespie. Poco después, se trasladó a Los Ángeles, California, para incursionar en el cine de la mano de la Metro Goldwyn Mayer.
Así, le puso música a películas como La Leyenda del Indomable (1967), con Paul Newman; Dirty Harry (1971), con Clint Eastwood, y Operación Dragón (1973), con Bruce Lee, quien lo había convocado personalmente porque “le encantaba la música de Misión Imposible” y quien incluso le dio clases de karate, según recordó Lalo.