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Roberto Perfumo hubiera cumplido 80 años y su absurda muerte

Tenía 73 años y estaba activo. Comentaba fútbol en televisión, escribía una columna semanal para un diario y más de una cena en la semana lo tenía compartiendo mesa con amigos.

Así era Roberto Perfumo, que estaría cumpliendo 80 años, y a quien la muerte sorprendió de la forma más absurda: un aneurisma que lo desvaneció justo cuando bajaba una escalera de mármol. Cayó sin defensa y se fracturó el cráneo.

Justo él, que se bancaba solito las defensas de sus equipos que iban para adelante, como aquel Racing del 66 que lo hizo uno de los ídolos más grandes del club. Ídolo, también, del expresidente Néstor Kirchner, que honrando ese fanatismo en 2003 lo nombró Secretario de Deportes de la Nación.

Pero lo del Mariscal no era la gestión, a pesar de que tenía una presencia encantadora y una charla que cautivaba. Mucha calle mechada con sus estudios de psicología social lo hicieron ser un tipo tan de barrio (nació en Sarandí) como de mundo.

Ese mix de sensaciones acompañó a Perfumo también dentro de la cancha, donde era capaz de aplicar toda la maldad que consideraba necesaria mezclada con una imagen de gentleman que no se ensuciaba las manos.

Para muchos, el mejor zaguero central de la historia del fútbol argentino. Él, con su mirada, coincidía, naturalmente orgulloso. Pero con su boca se disculpaba: “No sé, yo no sabía cabecear, no era alto y le tenía miedo a la pelota”, decía. Y aportaba un dato histórico: “A mí me gustaba Federico Sacchi”.

En varias cosas se parecía al rosarino Sacchi, quien era el titular en Racing hasta que apareció Roberto y se transformó en el Mariscal: ambos eran tiempistas, ambos eran elegantes y de un semblante casi inglés, aunque los dos tenían un origen italianísimo. La diferencia estaba en la altura: Sacchi medía 1,87 y Perfumo 1,76.

Sin embargo, Roberto fue un jugador con tanta inteligencia y personalidad para jugar, que disimuló su falta de cabezazo con una enorme categoría y control de cada una de las acciones. Como dijo alguna vez Maradona: “El Mariscal decía ‘salimos’ y salían todos. ¡Hasta el arquero salía!”.

El propio Diego describió cómo era Perfumo, en una desopilante anécdota que ocurrió, según Maradona, en un River-Argentinos Juniors de cancha de Huracán, cuando el equipo de Núñez era local en Parque Patricios porque su estadio estaba en remodelación previo al Mundial 78. En un contraataque, con River jugado, Diego se la tocó por un costado al Mariscal y corrió por el otro.

Perfumo lo frenó con una patada en el pecho y cuando lo fue a levantar, lo tomó de los rulos diciéndole: “¿No es cierto que no tenés nada, pibe?”. El Mariscal nunca recordó esa anécdota quizá porque, en realidad, no existió. Pero prefirió dejar correr un mito que prestigiosos estadígrafos del fútbol desmistificaron, afirmando que nunca pudo haber ocurrido ese encuentro tal como lo contó Diego porque no se enfrentaron.

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